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El futuro de la crisis griega pone en vilo la economía

La victoria del “No” en el referéndum celebrado el domingo implica el rechazo, por amplia mayoría, a sobrellevar nuevas medidas de austeridad a cambio de ayuda por parte de los demás miembros de la Unión Europea. Un agravamiento de la crisis puede impactar de forma significativa el panorama global

61,31% de los votantes griegos rechazaron el domingo la posibilidad de que el país, en una grave crisis económica después de dos planes de rescate propuestos por la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional, se sometiera a las condiciones de otro programa de ayuda.

Con más de 95% de los votos escrutados, el resultado del referéndum al cual había llamado el primer ministro, Alexis Tsipras, era claro. Pese a las restricciones para retiros de efectivo y el control de capitales al que la población fue sometida desde que se confirmara la cesación de pagos del país del sur de Europa, los griegos definieron su posición: no más austeridad.

La reacción de algunos acreedores no tardó. Alemania, socio del país en la Eurozona y uno de los principales países que financian el Banco Central Europeo, que dispone de los recursos de los planes de rescate, expresó que descarta de forma inmediata la posibilidad de extender un tercer programa de ayuda; sin embargo, esa nación está abierta a negociaciones.

Menos amistosos se tornaron otros socios de la nación helena en el bloque continental. Diplomáticos de Italia y Polonia prácticamente auguraron el inicio de una “nueva etapa” en la que, pr´ácticamente, dan por sentado que Grecia dejará de formar parte de la Zona Euro. El presidente del eurogrupo, el holandés Jeroen Dijsselbloem dijo que está en manos de Grecia llegar "a las difíciles medidas y reformas" necesarias para que esa nación salga adelante.

Sin embargo, son necesarias varias reuniones para definir si será esa la consecuencia del resultado del referéndum.

Existe la posibilidad, de acuerdo con BBC, de que como consecuencia de la falta de liquidez la banca griega colapse. Los bancos permanecen cerrados, pero para abrir requieren capitalización, algo que el Banco Central Europeo, posiblemente, se niegue a aportar. Las arcas públicas de Grecia, por otra parte, no cuentan con recursos para aportar liquidez al sistema bancario.

Una opción viable es que los bancos decidan operar con una moneda paralela en una transición hacia el uso, como en el pasado, del dracma. La salida de la Zona Euro y el cambio de moneda darían a Grecia la posibilidad, gracias al diferencial cambiario, de abrir puestos de trabajo y refinanciar su deuda. Aunque el financiamiento de rescate seguiría cotizando en euros, el cambio permitiría reducir la presión sobre la población. En ese sentido se manifestó el ya ex ministro de Finanzas, Yanis Varoufakis, quien renunció al argumentar que es consciente de que no es bien recibido por homólogos de otros países europeos. Aseguró que apoyará a Tsipras ahora que "el pueblo griego le ha dado más poder para tomar un camino propio". 

El medio británico expone una alternativa más: que Grecia y el Eurogrupo lleguen a un acuerdo. Sin embargo, la deuda pública griega, de acuerdo con un informe del FMI publicado el jueves, es de 400.000 millones de dólares, 180% del PIB del país, lo que torna insostenible la situación si se toma en cuenta que la capacidad del Mecanismo Europeo de Estabilidad es de 500.000 millones de euros, aproximadamente.

Efectos globales

Ante tales escenarios, y a la espera de nuevas decisiones, es evidente que la caída de la economía griega tendrá repercusiones severas en el entorno global: entre los primeros efectos posibles está el de una caída importante en los precios del petróleo, lo que afectaría notablemente a Venezuela por ser el crudo su principal fuente de recursos. También puede ocurrir que otros países se sumen, en una especie de ola, a la lista de naciones en default.

La capacidad del sistema de financiamiento mundial y el entorno bancario, e incluuso los fondos de inversión, será de nuevo puesta a prueba, como ya ocurriera con el caso de Lehman Brothers en Estados Unidos y el rescate que se vio obligada a ejecutar la Reserva Federal. 

Venezuela misma no queda exenta de una de las posibilidades más graves. Recientemente diversos analistas y grupos internacionales relacionados con la economía global han manifestado el temor de que la nación, como consecuencia del fuerte gasto público y de que los precios del crudo no se han recuperado, no sea capaz de cumplir el próximo año con los pagos de sus compromisos internacionales.

Para la nación, de ser así, existiría la posibilidad de replantear el camino trazado por los gobernantes actuales. Sin embargo, existe el temor de que en 2015 comience a haber dificultades: Barclay’s Capital, uno de los principales bancos de inversión, manifestó recientemente que, de acuerdo con sus análisis, mucho depende de las elecciones parlamentarias del próximo 6 de diciembre; explican, como uno de los escenarios, que una victoria de la oposición y el posible recorte de financiamiento a programas del gobierno, podrían, aún con medidas, llevar a una conclusión radical, la de que la situación del país podría agravarse en 2016 por falta de recursos.

 

Alberto Araujo


PUBLICADO: 06 de julio de 2015