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El FMI reafirmó su capacidad de financiamiento pese a crisis griega

Ante la expectativa generada por el referéndum convocado en Grecia para determinar si las medidas de austeridad exigidas por el Eurogrupo serían aceptadas, el Fondo Monetario Internacional, uno de los acreedores del país del sur de Europa, tomó posición con anterioridad.

El fondo había publicado un documento en Internet en el que exponía la situación respecto a Grecia incluso antes de que se conociera la negativa de los ciudadanos de ese país a los términos de un tercer programa de ayuda.

Destaca entre las afirmaciones del texto la declaración: “El balance del FMI es sólido. Gracias a una capacidad de financiamiento en un nivel históricamente alto de aproximadamente DEG 300.000 millones (US$421.900 millones o €377.100 millones), el FMI está bien preparado para atender potenciales necesidades de financiamiento de otros países miembros”.

Tal aseveración, en la que el organismo utiliza una denominación monetaria propia (Derechos Especiales de Giro) y presenta su equivalencia en euros y dólares, deja entrever dos cosas: la capacidad del Fondo está prácticamente intacta; y se aparta del problema que afrontan los acreedores europeos de Grecia y el propio Banco Central Europeo con su Mecanismo de Estabilidad Financiera, cuya capacidad está prácticamente copada.

En perspectiva, la capacidad de préstamo del FMI y el fondo de rescate del BCE son prácticamente equivalentes. Incluso, la capacidad del fondo europeo es superior. Sin embargo, un factor marca una clara diferencia: el origen de los fondos, que en el caso del FMI  se cimentan en un aporte de cada país miembro( la fortaleza radica en la cantidad de miembros del bloque, el tamaño de sus economías y las estrictas condiciones de préstamo).

En el caso europeo, el dinero del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera se obtiene de inversores institucionales como son bancos, fondos de inversión, fondos de pensiones, fondos soberanos, bancos centrales o seguros. Sus condiciones de financiamiento a miembros son ventajosas: hay períodos para el pago superiores a 15 años y tasas de interés cercanas a 2% anual (condiciones menos estrictas que las del FMI, y en las que además se negocia cada caso de forma independiente).

El FMI exige un complicado proceso para otorgar financiamiento. La última instancia de estudio es la llamada Junta de Gobernadores, a la que reporta el director gerente, actualmente Christine Lagarde. Es, en parte, la participación del Fondo entre los acreedores de Grecia la que ha complicado el panorama para el país.

El FMI exige la privatización de servicios públicos y la liberación del mercado laboral para otorgar ayuda. Grecia ha tomado paulatinamente medidas en tales direcciones, con un alto costo político para los gobernantes. Las pensiones son reducidas, el desempleo es alto y la deuda es aún agobiante.

En tal panorama, la posibilidad de que el país deje la Zona Euro y el euro como moneda parece favorable. Sin embargo, implicaría la posibilidad de dejar la carga de una crisis global sobre otros hombros y abandonar la responsabilidad adquirida.

Volver al dracma podría suponer el repunte del turismo, la principal fuente de ingresos de Grecia, y la creación de puestos de trabajo. Sin embargo, los beneficios sociales y políticos para la nación del Mediterráneo contrastan fuertemente con el panorama económico que afrontaría el mundo.

 

Alberto Araujo


PUBLICADO: 06 de julio de 2015