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A Horacio Diez, in memoriam

Falleció en Buenos Aires el reconocido publicista Horacio Diez. En los años 80 dejó su huella en Caracas como presidente de JWT.

Ayer en la tarde murió en Buenos Aires Horacio Diez, un grande de la publicidad argentina, como lo definió su amigo y colega Marcos Golfari, en una desgarradora nota de despedida que publica hoy el sitio Adlatina. Ocurrió cuando Diez iba en ambulancia hacia una clínica para que le hiciesen un cateterismo. El infarto masivo llegó antes. Tenía 74 años y siempre padeció problemas de salud por una afección en la columna vertebral. Pero nunca se le notaron.

Cerebral, dinámico, asertivo y sagaz, conocía el negocio a fondo y lo manejaba como pocos. Por eso también fue un grande de la publicidad venezolana, a partir de 1983, cuando aquí los tiempos dejaban de ser color de rosa y se empezaba a pelear con el cuchillo entre los dientes. Entonces Lee Preschel -verdadero monstruo del negocio publicitario- creador de JWT Venezuela, miembro del board en Nueva York aun viviendo en Caracas y conductor de Latinoamérica y Asia Pacífico, lo puso al frente de la agencia.

Creo que se tenían mutua admiración. Lee veía a Horacio como un pupilo extraordinario. Diez tenía enmarcada en su oficina una frase que Preschel le dedicó sobre la toma de decisiones y la soledad del que comanda. La agencia empezó a responder como Lee y Horacio querían, hasta que hubo un cortocircuito durante un recordado episodio de 1990, cuando se desató una tormenta en Thompson Nueva York y Preschel fue despedido por el CEO Don Johnston. Diez eligió apoyar aquello: un camino que lo sacaría del juego. Porque poco después Lee regresó a la agencia y fue implacable. Horacio debió salir.

Curiosamente Preschel eligió como reemplazo a Marcos Golfari, que había heredado de Diez el cargo de presidente en JWT Argentina. Todo esto parece sin importancia ante la muerte de Horacio. Sin embargo no lo es, porque ese vuelco del destino le permitió regresar a Buenos Aires y convertirse en empresario. Primero compró la filial argentina de Ogilvy y en 1995 contrató a Golfari como número uno de la agencia y futuro director regional. Diez le vendió luego sus acciones al Grupo WPP (dueño de Ogilvy y JWT) y fundó enseguida una empresa de asesoría comunicacional también exitosa. Muy relacionado con la Iglesia y la Universidad de El Salvador, de espíritu nacionalista y conservador, pasó los últimos tiempos vinculado a proyectos corporativos y a la vez a la acción social. Indoblegable, activo, con mil ideas, pese a que sus problemas de columna lo llevaron a una silla de ruedas.

Ayer, 17 de agosto, fecha patria que conmemora la muerte del General San Martín, fue un día complejo en Argentina. Se vivió “el banderazo”: manifestaciones gigantescas reivindicando la República contra la corrupción y la impunidad. Las calles se vistieron con millares de enseñas celeste y blanco ondeando al viento. Luz de esperanza. Quizá por eso no me cuesta imaginar, como homenaje utópico, que esas banderas rodearon también la ambulancia en la que Horacio Diez iba hacia su hora final. Ojalá haya sido así. Que descanse en paz.

 

 


PUBLICADO: 18 de agosto de 2020