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Quibi no pudo con Netflix ni con la pandemia

Quibi (acrónimo de quick bites, bocados rápidos en español), apostó a la oferta de contenidos de calidad: documentales y reality shows sin guión; noticias rápidas e informes deportivos de NBC, BBC, ESPN entre otros.

Quibi, la plataforma de streaming que aspiraba derrocar a Netflix desde el celular, arriesgó cerca de 1.800 millones de dólares para crear lo que hubiera podido ser “la próxima generación de narraciones”. Seis meses después, anuncia su cierre definitivo y busca compradores para su contenido y activos tecnológicos.

Quibi, la plataforma de streaming diseñada especialmente para smartphones, cierra a poco menos de siete meses de su lanzamiento. Sus creadores, Jeffrey Katzenberg, ex directivo de los estudios Walt Disney y fundador de DreamWorks, y Meg Whitman, ex CEO de eBay y HP, dieron a conocer la decisión a través de una carta abierta dirigida a sus inversionistas, socios y más de 260 empleados. Ambos dicen estar convencidos de haber creado la mejor opción que pudieron imaginar, pero reconocen que no fue lo “suficientemente sólida como para justificar un servicio de transmisión independiente”.

Los creadores de Quibi, también argumentan que las circunstancias del lanzamiento durante una pandemia no fueron las más propicias. Lo que sí es cierto es que les tocó competir con plataformas muy bien posicionadas, como Netflix y Amazon Prime Video, que acaparan la atención de millones de suscriptores confinados en sus casas. A estas ofertas de streaming también se sumaron Disney+ y Apple TV+, todas accesibles desde cualquier pantalla. Quibi solo funcionaba en el celular, donde además competía con millares de videos de TikTok e Instagram.

¿Por qué no funcionó?

Si bien la pandemia ha representado una oportunidad de crecimiento para la mayoría de las opciones de entretenimiento online, Quibi no tuvo la misma suerte, a pesar de que en marzo ofreció el servicio de forma gratuita durante los primeros tres meses. En abril se pasó de los tres meses de prueba gratuita a solamente 14 días. Después el costo fue de 5 dólares mensuales con anuncios y 8 dólares sin ellos.

Según datos de TechCrunch.com, después de las pruebas gratuitas solo 72.000 de los 910.000 suscriptores se quedaron con Quibi, es decir: solo poco más del 8% de los usuarios decidieron continuar con el servicio y pagar.

“Las circunstancias del lanzamiento durante una pandemia es algo que nunca podríamos haber imaginado, pero otras empresas se han enfrentado a estos desafíos sin precedentes y han encontrado su camino a través de ellos. No pudimos hacerlo”, reconocieron Katzenberg y Whitman.

Quibi (acrónimo de quick bites, bocados rápidos en español), apostó a la oferta de contenidos de calidad: documentales y reality shows sin guión; noticias rápidas e informes deportivos de NBC, BBC, ESPN entre otros. Todo para desarrollar lo que consideraban sus creadores que sería “la siguiente generación de contadores de historias”. Esto con el respaldado de firmas como Steven Spielberg, Guillermo del Toro y Eva Longoria; el espaldarazo de NBC Universal, Warner Media, Disney y AT&T, entre otros. Además “nos acompañaron diez de los anunciantes más importantes del mundo”-como PepsiCo y Walmart-, comentaron en su carta de despedida.

En cuanto a las producciones, la nueva compañía pagaría los costos y los derechos de licencia, dejando en manos de los creadores los derechos de autor. Una propuesta tentadora para los escritores, cuyas entregas se lanzaron en capítulos de hasta 10 minutos con finales siempre en suspenso.

La plataforma tenía por delante un futuro alentador, aun estrenándose en plena pandemia, cuando los servicios de streaming se dispararon alcanzado sus máximas audiencias en todo el planeta. Capitalizar un trozo de ese mercado a través de un formato innovador y alternativo al televisor o el computador, parecía lógico para sus creadores.

Pero no fue así. Quibi inició el pasado 6 de abril, con una inversión cercana a los 1.800 millones de dólares. Sin embargo, en su primer mes consiguió apenas 3,5 millones de suscriptores. Katzenberg culpó al coronavirus. En contraste, Netflix ha obtenido una audiencia de 78 millones de espectadores en las cuatro primeras semanas de “La vieja guardia”, desde su lanzamiento este tercer trimestre del año.

Además de los pocos suscriptores y descargas, la compañía de video interactivo Eko, respaldada por Elliott Management, interpuso una demanda contra la novel plataforma.

“En los próximos meses trabajaremos arduamente para encontrar compradores para estos valiosos activos que puedan aprovecharlos en todo su potencial”, prometieron Katzenberg y Whitman en su comunicación. Y finalizan cabizbajos: “Todo lo que nos queda es ofrecer una profunda disculpa por la desilusión y por haberlos decepcionado. No podemos agradecer lo suficiente que hayan estado junto y por nosotros en cada etapa de este camino”, concluye el texto.

Queda por ver quiénes estarían interesados en recoger los escombros y reconstruir una idea que, como señalaron sus progenitores, tal vez solo salió a destiempo. La base tecnológica y los contenidos están allí. Ahora, a escuchar ofertas.

 


PUBLICADO: 23 de octubre de 2020