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Innovacion y salud creativa

Las últimas décadas han sido de particular importancia en el contexto de los avances tecnológicos de las ciencias aplicadas a la prestación de servicios de salud, sustentados en la innovación y la creatividad. Esto se ha traducido en un aumento considerable de la expectativa de vida de la humanidad. Nuevas drogas, los múltiples órganos artificiales, creación de nuevas técnicas quirúrgicas, la introducción y perspectivas de nuevas vacunas, el desarrollo en equipos de imagenología, el Proyecto Genoma Humano (PGH) y sus sub-productos –entre otras tantas cosas– constituyen en su conjunto la parte medular de la “revolución biotecnológica” de este siglo.

Medios de difusión como Harvard  Business Review, The Economist, etc., han señalado que, a menos de que los empresarios digieran el significado de ese impacto, sería difícil que alcancen el éxito al cual aspiran. El connotado innovador Bill Joy mencionaba la temeraria aseveración: “La tecnología hará de los humanos una especie en extinción y el futuro probablemente no nos necesite”. Todo ello evoca además el espejismo de 1984 (Orwell), El Mundo Feliz (Huxley) o el Shock del Futuro (Toffler).

La creatividad e innovación se han extendido hasta aspectos sumamente importantes como el saneamiento ambiental, la prevención e incluso la gerencia médica. Además, se hará necesario ser muy innovador y creativo para disminuir la incidencia de errores médicos prevenibles que causan cientos de miles de muertes por año, lo cual en algunos sitios constituye la tercera causa de mortalidad.

Desde el punto de vista epidemiológico, las enfermedades cardiovasculares, las respiratorias y la depresión, ocuparán los tres primeros lugares como causa de incapacidad y pérdida de años de vida (índice DALY); en consecuencia será necesaria una gran dosis de innovación para consolidar las premisas necesarias de “salud temprana y enfermedad tardía”.

En mi opinión, otro de los aspectos ingeniosos de gran importancia ha sido lo atinente a la “simulación” en el contexto de la docencia médica, mediante el uso de complejos ordenadores, lo cual se traduce en una mayor seguridad del acto médico. La ingeniería  robótica, biónica, la nanotecnología y la medicina inalámbrica representan actividades fundamentales en el desarrollo médico. La telemedicina y la inteligencia “aumentada”, jugarán en el mediano plazo un papel fundamental en el ejercicio diario de la medicina. Quizás uno de los aspectos innovadores más trascendentales será el uso rutinario de los biosensores, la interface cerebro-computadora y los dispensadores implantables de drogas.  El cerebro artificial, y los sistemas electrónicos de diagnóstico, incluyendo la medicina forense digitalizada, ya han sido implementados, al igual que la medicina “personalizada” como consecuencia del PGH.

Se trata, como lo describe Leroy Hood, de una nueva medicina creativa P4: predictiva, personalizada, preventiva y participativa, a lo cual habría que añadir lo que a mi manera de ver constituye la gran innovación de este siglo: la medicina “regenerativa”, la ingeniería genética, la farmacogenómica, y los nuevos proyectos: epigenoma, conectoma humano, microbioma y Encode, que completarán el gran desarrollo técnico de la próxima década.

En Venezuela, lamentablemente, la situación política y socio-económica limitan mucho la capacidad creativa e innovadora, que tradicionalmente hemos desarrollado y lo cual en años recientes permitió que nuestra medicina estuviese inmersa en el concepto de un gran desarrollo contemporáneo. Por razones de espacio, para mayor información, remito a los amables lectores al capítulo La transformación científica y tecnológica en las ciencias de la salud (A. Bello) del libro La Globalización y el siglo XXI, de la Universidad Metropolitana, editado por el Dr. José I. Moreno León. 

@AlexisBelloA


PUBLICADO: 18 de septiembre de 2014