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La nueva realidad de la comida rápida

La comida rápida afronta una etapa compleja en Venezuela. La economía del país atraviesa una realidad tan difícil en términos de abastecimiento de materia prima e importaciones, que incluso las cadenas de mayor tradición y envergadura, no sólo en el territorio nacional sino en el mundo, comienzan a sucumbir ante los efectos de la acelerada inflación y la creciente escasez. Pero todas mantienen su compromiso inquebrantable.

Recientemente es cada vez común encontrarse con franquicias de comida rápida en las que la disponibilidad de lo que se oferta en los anuncios de las cajas es mínima. Y el hecho de que los productos no estén a la venta por uno u otro motivo ocasiona en el consumidor el mismo efecto final: desagrado y rechazo.

Como todos los establecimientos dirigidos al consumo diario, el sector se topa de manera cotidiana con el desafío de operar sin pausas, manteniendo la oferta más amplia posible y procurando el beneplácito de los compradores.

El problema operativo radica en la cadena de suministros. El desabastecimiento de rubros específicos se ha agravado de tal manera que ni siquiera las maquinarias de las grandes franquicias de venta de alimentos preparados han logrado dar con el ritmo de reposición de inventarios necesario para garantizar el suministro pleno y oportuno en todos los puntos de venta.

Al respecto, Rafael Romero, gerente de comunicaciones de Alimentos Arcos Dorados, operador de la mayoría de los más de 100 McDonald’s en Venezuela, explica que aunque la red con la que trabajan cuenta con más de 2.500 productores locales que sirven de proveedores, garantizar la disponibilidad plena de productos en todos los restaurantes no había sido tan difícil en los 30 años de la marca en el territorio.

McDonald’s tiene al aire su campaña conmemorativa de la fecha, respaldada por la productora Tacto y la agencia de medios OMD. Sin embargo, en la pieza el tema de los 30 años hace a un lado las dificultades de abastecimiento.

“El tema de manejar logística y cadenas de suministros es un desafío. Siempre lo ha sido. Nuestro enfoque para mantener la vigencia es ofrecer opciones, y el secreto reciente ha sido trabajar con proveedores alineados a nuestros objetivos empresariales y tener una visión flexible para buscar alternativas, siendo siempre estrictos con los criterios de calidad”, manifiesta Romero respecto a la actualidad.

La respuesta de McDonald’s al problema es, por tanto, la diversificación. De allí que la gama de opciones en la oferta de helados se haya ampliado. Los McFlurry, por ejemplo, ya no solo llevan chocolate y galletas: los hay con dulce de leche y otros ingredientes para ofrecer una propuesta fresca de cara a los clientes.

La ausencia de las papas fritas, o McFries, en los actuales combos, es otro ejemplo. Romero explica que se trata de una de las opciones que continúa en el portafolio de la marca. Por ello, deja claro que, para la cadena, ofrecer yuca en su lugar es sólo otra de las opciones vigentes. “Hemos trabajado en eso. Nos contenta haber conseguido un aliado con el que en el proceso estudiamos otras posibilidades y esta raíz tan noble fue la mejor. Ha evolucionado y cambiado desde que la introdujimos y la percepción de los clientes mejora, pero la vemos como una opción más y nunca como un sustituto”.

Combos “incompletos”

Los problemas de suministro han golpeado de forma similar a todas las cadenas de comida. Eso hizo que los combos – en la forma en que eran conocidos – casi desaparecieran de los avisos de oferta.

Se ha hecho notable que la opción para acompañar al alimento principal es la bebida, en un modelo al que Burger King, en su caso, dio el nombre de “Dúo” y la marca de los arcos McDúo. Se ofrecen por precios que en la marca de la corona van de 415 a 1.070 bolívares, y de entre 600 y 830 para la marca del payaso de cabello rojo, un costo que baja a 350 bolívares si se trata del denominado “McMenú”. Wendy’s también propone un menú solidario por 315 bolívares, con papas como acompañante.

Los complementos como las papas fritas son vendidos por separado, y en todas las franquicias su precio parece desproporcionado en comparación con el del plato principal.

Sin embargo, aun en la realidad actual, el ingenio es clave. Wendy’s, por ejemplo, se arriesga con el lanzamiento de una fuerte campaña de medios para promocionar el “Team Baconator”, integrado por tres hamburguesas: sencilla, doble y triple carne con queso y tocineta. El material para promoción fue creado por el Grupo de Comunicación Nölck Red América y la casa productora Color Films. La elección de las hamburguesas incluidas responde a los resultados de estudios de preferencias de consumo

La meta es el posicionamiento de la marca, manifiesta Vanessa González, gerente de mercadeo de Wendy’s Venezuela, cadena con 18 años y 38 sucursales en el país.

Para su caso, los proveedores vuelven a distinguirse como un factor clave. “Al organizar el lanzamiento de una campaña, evaluamos la disponibilidad de inventarios, tanto propios como de los proveedores. Eso nos permite poder asegurarnos de que el cliente tendrá la garantía durante un período que va entre tres y seis meses de que, al llegar al punto de venta, el producto estará allí”, afirma González para disipar interrogantes sobre la disponibilidad.

Los combos de la promoción cuestan 829, 997 y 1.200 bolívares si se trata, respectivamente, de la hamburguesa sencilla, doble o triple. En comparación, el Big Mac de McDonald’s cuesta 600, 700 y 830 en los mismos casos. Burger King oferta su Whopper 695 bolívares y su Whopper Doble por 1.070. 

Aumentos bajo estudio

En todas las cadenas, los precios están determinados por la situación de mercado. Así, aunque parezca que el incremento marcha a un ritmo alarmante, los voceros explican que cada marca trabaja para que el impacto en el público sea el menor posible.

Una vez al mes, aproximadamente, es posible apreciar un aumento de entre 5% y 10% de los precios, sobre todo de postres y acompañantes. Se debe a que los proveedores cuentan con menos insumos, lo que eleva los precios ante la demanda.

El incremento de otros productos es menos evidente en el tiempo, pero más fuerte cada vez que se toma la decisión de aplicar un aumento. La llamada “comida rápida” corre el riesgo de que se le perciba como “comida escasa” ante la dificultad de garantizar la provisión a los lugares de venta. 

Alberto Araujo


PUBLICADO: 23 de septiembre de 2015