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Murió el papá de Mafalda

Quino, un genio, falleció hoy. Era tímido, agnóstico y melancólico. Pero uno de los más populares y celebrados dibujantes del mundo. Uno de cada dos argentinos tiene un libro suyo.

Hoy es un día triste para los amigos de la filosofía, expresada en clave de sátira social. Murió en Mendoza, Argentina, Joaquín Lavado, Quino, el papá de Mafalda: un humorista cuya virtud no fue hacernos reír, sino hacernos pensar. Tenía 88 años cumplidos el 17 de julio, junto a sus sobrinos, en su casa frente a la cordillera de Los Andes; un paisaje entrañable para él, pues en esa misma ciudad había nacido y allí comenzó también a estudiar bellas artes. Quería ser dibujante, pero a los 18 años, harto de perfilar ánforas y copiar ninfas, se fue a buscar la vida a Buenos Aires.

Sus padres, ambos andaluces, habían muerto pocos años antes. El pseudónimo Quino lo acompañó  desde su nacimiento, para distinguirlo de un tío homónimo que era pintor e ilustrador y fue sin duda quien impulsó su vocación. Con su carpeta de dibujos bajo el brazo, recorrió redacciones hasta que el semanario Esto Es le publicó un trabajo. Comenzó a participar en revistas de humor de la época y en 1954 era habitual ver sus caricaturas en Rico Tipo o Tía Vicenta, que eran las más famosas. Para redondear ingresos hacía también trabajos publicitarios y allí consiguió la génesis de Mafalda, en 1963, cuando presentó un personaje para Mansfield, una firma de electrodomésticos. Campaña, de paso, que nunca fue publicada.

Pero Quino se negó a una muerte tan temprana de la que sería su gran creación y retomó el personaje para una tira de la revista Leoplán. Un año después, el emblemático semanario Primera Plana le ofreció publicar semanalmente a Mafalda, lo que hizo por varios años. Entre 1965 y 1967 también el diario El Mundo ofreció Mafalda a sus lectores. Y desde allí no se ha detenido, aunque Quino dejó de dibujarla en 1973, aduciendo que se le habían agotado las ideas. Si aquello era cierto, Mafalda nunca lo supo: convertida en personaje mundial, se recreó a si misma hasta el infinito.

Exiliado en Milán durante los años de la atroz dictadura militar argentina del general Jorge Videla (1976-1983) Quino volvió a Argentina pasada la tragedia y dedicado a otros comics. Nunca volvió a dibujar a Mafalda, pero ni ella ni sus amigos lo abandonaron jamás. Aunque no tuvo hijos, lo acompañaron para siempre Mafalda y sus papás, Manolito, Susanita, Felipe, Miguelito, Guille y Libertad. Su historieta gloriosa, celebrada en el mundo entero y traducida a más de 30 idiomas, le dio innumerables premios, condecoraciones y agasajos que recibió con modestia, casi siempre en silencio. “Mi período de mayor optimismo fue en los años sesenta, cuando parecía que el mundo iba a cambiar para bien”, dijo alguna vez. En 2012 Quino cesó de dibujar, acosado por un glaucoma que lo dejó casi ciego. Una paradoja, porque Mafalda también está en Braille.

 


PUBLICADO: 30 de septiembre de 2020