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Yo compro, tú compras, las marcas compran… seguidores (parte I)

La compra de seguidores/fans es una práctica nada ética que muchas agencias en todas partes del mundo ofrecen a sus clientes. ¿Para qué? Pues para engordar sus egos dicen unos, para ganar credibilidad dicen otros. Recientemente el New York Time puso la lupa sobre el tema y la polémica se ha desatado. ¿Cuánto cuesta un seguidor? En PRODUCTO estamos tras la cifra.

Aquello de que “el cariño verdadero ni se compra no se vende”, no es algo que se aplique a las redes sociales. Y es que en estos tiempos en los que ser blogger (o vlogger) e influencer en el ámbito digital es uno de los oficios más peleados, todo parece ser válido.

Recientemente, el diario New York Times puso su lupa sobre la compra de seguidores, una de las prácticas más usuales y poco éticas dentro de los medios sociales. Según la investigación de este famoso medio norteamericano, la empresa Devumi ha ganado millones de dólares por la venta de cuentas falsas y seguidores a celebridades, políticos, empresas y cualquiera que quiere aparecer más popular en Internet.

Afirma además NYT que la demanda de seguidores falsos es tal que Devumi tiene un inventario de por los menos 3.5 millones de cuentas falsas. Algo así como toda la población de un país como Uruguay (ver demografía de los países)

Refiere el Times que el éxito de Devumi se debe principalmente a que el precio por seguidor es muy bajo. De hecho, el diario dice en su artículo que el periodista a cargo de la investigación hizo una compra de 25 mil seguidores en Twitter por 225 dólares, lo cual equivale a un centavo de dólar cada uno.

Luego de lo anterior, el medio puso sobre la mesa algunos de los compradores de seguidores más famosos. Entre ellos están el actor John Leguizamo; el CEO de Dell, Michael Dell (CEO de Dell); el comentarista de fútbol americano Ray Lewis; la esposa Louise Linton del secretario de comercio estadounidense Steven Mnuchin; el presidente de Ecuador Lenín Moreno, entre otros.

Esto explica por qué cuando las marcas invierten “influencers” con miles o millones de seguidores, sus estrategias no siempre son tan efectivas como en teoría deberían ser. El reportaje de NYT cierra afirmando que la compra de seguidores es práctica ilegal, de acuerdo con Eric Schneiderman, el fiscal de New York.

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PUBLICADO: 29 de enero de 2018