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Despegar en la tormenta

No hay claridad en cuanto al futuro de la aviación en el mundo, pero algo es seguro: los pasajeros han sido los grandes perdedores. Post pandemia, no se vislumbra si el servicio aeronáutico será sólo para las élites, por lo costoso,  o si por el contrario tendrá tarifas muy económicas por la poca demanda.

La industria aeronáutica se encuentra en receso obligado, atravesando una tormenta desde tierra. Entre las medidas sanitarias de prevención y propagación del  Covid-19, figura reducir a casi ninguno los vuelos comerciales que venían prestando las aerolíneas en el mundo, no siendo aplicable esta orden a los vuelos humanitarios.

Rodolfo Ruiz, especialista en legislación aeronáutica y director del departamento de Derecho Aeronáutico de la firma Inglesa, Clyde & Co., conversó con PRODUCTO sobre esta problemáticaque ya arriba a casi tres meses y que se traduce en un futuro incierto para el sector.

“Esta es una crisis sin precedentes en los poco más de 100 años de existencia de la aviación. Lo más cercano en cuanto a magnitud de los daños causados, son los atentados del 11 de septiembre, pero ni se le acerca en cuanto a los efectos colaterales”, asegura Ruiz.

Y no es para menos: las pérdidas, según datos de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo, IATA, ya superan los 314 mil millones de dólares y estima que hasta el 2023 las aerolíneas estarán sufriendo los efectos del Covid-19.

Además de la caída en las ventas, las consecuencias en el sector aéreo se complican con el arrendamiento de las aeronaves. Según el especialista, anteriormente las aerolíneas eran dueñas de sus aviones, pero a finales del siglo pasado comenzaron a rentar aviones adicionales a su flota habitual. Esta renta, por un periodo de 3 meses aproximadamente, les permitía operar a máxima capacidad en temporadas altas. Al término del contrato, se negociaba un nuevo periodo o se devolvía la unidad aérea. “Pero con esta situación de paralización de los vuelos comerciales sumado a una venta nula de boletos, las aerolíneas se ven obligadas a retornar las aeronaves rentadas, lo que genera un problema gigantesco porque las empresas arrendadoras o leasing, no están preparadas para este retorno masivo de unidades”, afirma Ruiz.

Los aeropuertos también han sido afectados por esta crisis mundial. La condición de concesión que mantienen muchos de ellos con empresas privadas, les permite “competir” entre si, bajando las tasas aeroportuarias y creando incentivos a las líneas aéreas para generar mayor tráfico de vuelos y personas. Pero al mermar la actividad comercial, los ingresos disminuyen notablemente y el personal aeroportuario, que vive de la operatividad diaria, se ve afectado gravemente. Otro tanto ocurre con las autoridades aeronáuticas, quienes cobran por el derecho de paso o por la ayuda en la navegación de los espacios aéreos subyacentes a su territorio.

Demandas post pandemia

El abogado asegura que una vez que se levanten las medidas de restricción de movilidad post covid-19, la avalancha de demandas por incumplimiento de contrato va a ser gigantesca, en relación a los derechos de los pasajeros. “Evidentemente esos derechos están protegidos por las diferentes legislaciones de los países de la región y Venezuela no escapa a esa realidad. Sin embargo, queda a criterio de los jueces de legislación aeronáutica decidir si la pandemia del Covid-19, se puede considerar una causa de fuerza mayor. Eso no está claro porque esto es una crisis sin precedentes”, afirma Ruiz.

Medidas extremas

Una de las medidas que la Unión Europea se ha planteado, y que ha sido considerada por las líneas estadounidenses, está la eliminación del asiento central de los aviones, con el fin de continuar operaciones respetando el distanciamiento social obligatorio. “El umbral de rentabilidad de una línea aérea es muy bajo. Con una ocupación promedio del 80 u 85%, la rentabilidad es de 20 o 30% aproximadamente. No creo que esa medida prospere, primero porque la tendencia del sector es reducir espacios, a pesar de las protestas de los pasajeros. Y segundo, porque no es negocio para una línea aérea operar sin un asiento central. Incluso, la aerolínea de bajo costo irlandesa Ryanair, fijó posición ante esta situación anunciando que si esa medida era aceptada, ellos dejarían de volar, por el alto costo que representaría. Es una medida extrema”, acota Ruiz.

No todo está perdido

El experto advierte sobre un área que ha surfeado la crisis de manera positiva, y para la cual esta situación mundial ha representado una gran oportunidad: el sector de carga. Explica Ruiz que en la mayoría de las restricciones gubernamentales no se ha incluido, por razones obvias, los vuelos de carga, los cuales han podido seguir operando porque no transportan personas sino cosas, y porque son ellas quienes pueden trasladar insumos médicos y comida. “Es un sector que ha podido aprovechar esta situación y ha capitalizado la crisis”, afirma.

Caso similar es el de los vuelos privados, no comerciales, que han aumentado su demanda en aquellos países que, por su legislación, les permiten volar sin restricciones de manera humanitaria.

Para Ruiz hay ganadores y perdedores en la industria, y definitivamente los pasajeros son los perdedores. “Cuando todo esto pase, no sabemos cómo va a ser la reacción del sector en cuanto a la tarifa de los vuelos. No sabemos si el transporte aéreo va a volver a ser sólo para las elites por lo oneroso y costoso o si, por el contrario, tengamos tarifas aéreas mucho más económicas en vista de la poca demanda. Pero la confianza es la que hemos perdido y no será recuperada tan fácilmente”, avizora Ruiz.

 


PUBLICADO: 27 de abril de 2020