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Infraestructura descerebrada

DirecTV se fue del país llevándose, por derecho propio, las licencias de los contenidos de su programación y dejando los hierros de su infraestructura, ahora sin cerebro. Aún así, la decisión del TSJ ilusiona al desprevenido venezolano de a pie con el supuesto regreso de una señal de satélite que, técnica y legalmente, es imposible de recuperar, por ahora.

Tras la sentencia emitida por el Tribunal Supremo de Justicia, que ordena el restablecimiento inmediato de los servicios de televisión por suscripción a la empresa Galaxy Entertainment de Venezuela S.C.A (DirecTV Venezuela), PRODUCTO consultó al abogado especialista en Derechos de Propiedad Intelectual, Ricardo Alberto Antequera, director de la firma Antequera Parilli & Rodríguez, para abordar este tema cuyo impacto ha sido, sin exagerar, tremendamente devastador, pues DirecTV gozaba de una penetración de mercado de más del 45%, por lo que no es un exceso decir que la noticia del cierre de sus operaciones, generó no solo un estruendoso cacerolazo en toda Caracas, sino también nuevos estados de depresión e incertidumbre que se suman a la ansiedad que la gran mayoría de los venezolanos experimenta por el temor al coronavirus, la cuarentena obligatoria, la falta de gasolina y el deterioro cada vez mayor de los servicios básicos.

Ahora la decisión del TSJ da la ilusión al desprevenido venezolano de a pie, de que en breve podrá volver a disfrutar del deporte a través de ESPN, o de las series y películas de HBO, o de los canales de cocina, así como de los documentales y noticias de la Deutsche Welle entre otros de la parrilla internacional que DirecTV venía ofreciendo a sus suscriptores; además de, lógicamente, los nacionales como Globovisión y PdvsaTV, principales protagonistas de esta liquidación anunciada.

¿Y dónde están los contenidos?

Una vez tomadas por Conatel las instalaciones de DirecTV Venezuela, ¿cómo se puede garantizar el restablecimiento del servicio, tal y como lo ordena el TSJ? Es una pregunta que se hace el propio Antequera: “¿Cómo puede cualquier junta directiva obligar a que la Deutsche Welle en Alemania siga inyectando la señal para que llegue a Venezuela? Ese derecho es de la Deutsche Welle. El derecho de ESPN para que sus contenidos lleguen a Venezuela superan la voluntad de cualquier institución o Gobierno, de la junta directiva de Conatel o del TSJ, y estas son las cosas que la gente tiene que entender”, advierte el abogado.

En otras palabras: una cosa es el hardware y otra el software; una cosa es la infraestructura y otra los contenidos y, en este caso, los dueños de los contenidos son distintos a los dueños de la infraestructura. DirecTV tenía derechos sobre unos contenidos y desde el momento en que cesan sus operaciones en el país, se entiende que sus concesiones o licencias para explotarlos quedan automáticamente revocadas. “De manera tal que hay que empezar el juego desde cero, independientemente de quien administre temporal o circunstancialmente el hierro o la infraestructura que operaba DirecTV en Venezuela”, aclara el abogado.

Explica que se puede tomar el control de todos los activos materiales, pero no sobre los inmateriales, pues no se puede obligar al dueño de un derecho a que haga negocios en Venezuela o en cualquier otro país. “El dueño de ese derecho, que es Disney, o ESPN, o Fox, o HBO, hizo un negocio con AT&T mediante el cual le licenció una cantidad de derechos para que esos contenidos se transmitiesen en los países donde AT&T tiene operaciones en América Latina”, recalca.

Para Antequera es extremadamente improbable, “ni en el sueño más loco”, que HBO le diga a Conatel, a la nueva junta directiva: “aquí va la inyección de la señal para que usted siga comunicando mis contenidos en Venezuela. ¿Bajo qué reglas y condiciones? ¿Quién me va a respetar el pago? ¿Cómo me van a pagar?”, indaga el abogado.

Falta de armonía

En el marco de la legalidad y la normalidad de los negocios, comenta Antequera que el caso DirecTV se trata de una empresa a la que se le hace incompatible, o imposible, poder cumplir con el estatus regulatorio del país donde opera (Venezuela), y al mismo tiempo armonizar esto con el marco normativo en su país de origen (Estados Unidos). “Uno no puede olvidar que DirecTV es parte del consorcio AT&T, que es una corporación norteamericana”, recuerda Antequera. “Es increíble cómo todavía la gente de a pie no se había enterado de que DirecTV es una empresa norteamericana. La realidad supera a la ficción”, se sorprende.

Advierte el abogado que, si bien es cierto que DirecTV opera bajo una concesión del Gobierno venezolano, también es verdad que está en su derecho de cerrar operaciones cuando quiera. “Hay un tema de imposibilidad, en este caso, de continuidad de la prestación del servicio y debe retirarse por ‘Hecho del Príncipe’, que se llama en Derecho cuando las normas del sistema donde estás establecido o actuando, te imposibilitan continuar operando como quisieras”, explica.

Para Antequera es muy importante “separar la paja del polvo”. Comenta que DirecTV podría haber incumplido el procedimiento de la ley de Telecomunicaciones en cuanto a la necesidad de notificar con antelación su decisión de retirarse. “Eso puede ser objeto de una reclamación por parte de la República, del Gobierno venezolano o de una asociación de usuarios en un momento posterior”, afirma. “Pero lo que no puede hacerse es forzar a alguien, que está al borde de unas posibles sanciones por parte de su gobierno de origen, a que continúe prestando un servicio”, asegura.

Afirma el abogado que las formalidades con respecto al Derecho en Venezuela, han venido siendo irrespetadas por años y señala que el caso DirecTV Venezuela podría estar en la misma línea de otros como el de la operación de la empresa Kellog’s en el país. (Lea también El caso Kellog’s)

Cascarón vacío

De acuerdo con Antequera, este nuevo evento confirma dos aspectos sobre los que los especialistas en Propiedad Intelectual vienen discutiendo desde hace mucho tiempo. La primera es que el contenido es el rey. “Puedes tener 200 satélites andando por el espacio, pero si no tienes contenido porque estás sancionado, porque operas irregularmente, porque no respetas los derechos de otro, ¿de qué te sirven esos satélites?”

El otro punto es que, en el concierto internacional, los negocios entre particulares se manejan con reglas muy claras y con un respeto al orden, de acuerdo a unos principios. “No se trata de que viene el más grande y me pisa, y en función de eso estoy obligado a hacer una cantidad de cosas”, dice Antequera. “Igual que cuando vas a un supermercado o a una tienda, hay una negociación: fijan un precio, yo veo si lo compro o no, y el que lo produce dice si para él es negocio seguir en Venezuela, en la medida en que pueda producir con un margen de rentabilidad. Pero si no, me llevo mis corotos y me voy”.

Para Antequera lo más importante es que las personas entiendan que “el Gobierno puede apropiarse de todas las antenas que quiera, como en su momento lo hizo con Radio Caracas Televisión y las antenas repetidoras en Galipán”, recuerda. “Pero este caso es diferente porque no hacen nada con el hierro si no tienen contenido que transmitir.”

 

 

PUBLICADO: 23 de mayo de 2020