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Jugar a Poder

Hasta la fecha el Super Bowl no había transmitido ningún comercial de corte político o propagandístico, básicamente por una razón: promocionarse en el evento deportivo más importante de los Estados Unidos es extremadamente costoso. Este año cada comercial de 30 segundos tuvo un precio de 5.6 millones de dólares, según reportó la cadena de televisión FOX, que tiene los derechos de transmisión en el territorio estadounidense. El año pasado el costo por 30 segundos en televisión durante la jornada, fue de 4,51 millones mientras que en 2018, llegó a los 4,37 millones de dólares.

Pero esta vez, dos adinerados contendientes rompieron el mito: el presidente Donald Trump y su adversario Michael Bloomberg, con una inversión de más de 20 millones de dólares sumando ambas promociones.

¿Cómo lo hicieron? Básicamente porque tienen con qué. En el caso de Trump, maneja un presupuesto de más de 100 millones de dólares para gastar este año; mientras que Bloomberg, ex alcalde de Nueva York y fundador de la compañía de información financiera Bloomberg L.P., cuenta con 60.5 billones de dólares para invertir si así lo quisiera, según el comentarista político de CNN Chris Cillizza.

¿Quién da más?

Bloomberg ya ha venido gastando millones de dólares diariamente en comerciales contra Trump. De acuerdo con un portavoz de su campaña, “el punto más importante es meterse bajo la piel de Trump... El anuncio -en el Super Bowl- es parte de la estrategia de Mike de llevar a cabo una campaña nacional que se centre en los Estados donde se dictará la elección general, lugares del país que a menudo se pasan por alto”.

¿Y qué mejor manera que hacerlo que a través de un evento que el año pasado alcanzó una audiencia de 98,2 millones de espectadores? Este año las primeras cifras arrojan un público por encima de los 100 millones de personas. No en balde el Super Bowl es el evento más importante para los anunciantes. ¡Y que lo diga Pepsi, que este año participó con seis comerciales y una gran cantidad de eventos directamente en el estadio para sus marcas Pepsi y Frito-Lay, con una inversión aproximada de 40 millones de dólares.

De acuerdo con el diario The Objective, Bloomberg habría gastado solo en la primera semana de campaña alrededor de 57 millones de dólares y, a la fecha, ya superó la inversión publicitaria de cualquier otro candidato en medios digitales y en televisión, llevándola hasta los 170 millones de dólares invertidos. Según estimaciones de la firma especializada Advertising Analytics, Bloomberg podría desembolsar hasta 400 millones en anuncios en los meses que restann antes de las primarias.

Según la revista Forbes, el patrimonio neto del magnate financiero es de 52.000 millones de dólares, 17 veces mayor que el de Trump, quien tomó la decisión sin precedentes de mantener abierta la campaña después de su primera elección, lo que le permite a él y a su equipo “hacer cosas como por ejemplo comprar un anuncio en el Super Bowl”,  dijo un vocero de la campaña presidencial del actual residente de la Casa Blanca.

En cuanto a los fondos para la reelección del presidente Trump, el Comité Nacional Republicano informó que en 2019 logró recaudar 463 millones de dólares.

En este juego de poderes que aún no termina, y que incluyó como escenario el Super Bowl, nada parece más cierto que lo señalado por Cillizza: la intimidación es el objetivo.


PUBLICADO: 03 de febrero de 2020